Ocean Castillo Loría
Lic. Laura Chinchilla Miranda.
Presidenta electa de Costa Rica
Estimada Doña Laura:
Con profundo orgullo como costarricense me permito saludarla en su condición de primera mujer presidenta de Costa Rica y felicitarle por el amplio triunfo que le concedió el pueblo costarricense.
Precisamente, en razón de ese triunfo, me permito dirigirle estas palabras, llenas de humildad, pero también henchidas de amor por este pueblo, que tanto en los campos como en las ciudades lucha por salir adelante.
Doña Laura:
Usted ha manifestado que tiene plena conciencia de la inmensa responsabilidad que sobre sus hombros ha puesto nuestro pueblo, esa responsabilidad debe conducirla, no solo a tomar decisiones con eficiencia, sino también a trabajar por construir mejores alternativas para democratizar la distribución de la riqueza.
Que su mandato no solo esté apegado al marco jurídico de nuestro Estado, que su mandato haga realidad la defensa de la dignidad humana y la igualdad de hombres y mujeres ante la ley.
Apueste en su gobierno por el fortalecimiento de los mejores valores de nuestro pueblo, por los mejores valores de nuestra sociedad. El ex presidente Daniel Oduber hablaba de la “revolución posible”, que esa revolución posible permita que el Estado controle las inequidades e injusticias del mercado en libertinaje.
Desde la caída del muro de Berlín, muchos dirigentes políticos del mundo (Y Costa Rica no fue la excepción), se convirtieron en adoradores del dios mercado, mientras otros, abrazaban las ortodoxias populistas de la izquierda delirante.
Frente a este panorama, su administración debe robustecer la fe en nuestra democracia, pero no solo en su faceta representativa, el mandato del pueblo la llama a ser usted la líder en la reconstrucción de nuestra democracia social.
Don José Figueres basó su gran obra en tres banderas: la planificación económica, la intervención del Estado en la economía y la justicia distributiva. Gran parte del pueblo de Costa Rica espera que usted encuentre en su espíritu el valor para retomar esas banderas.
Gran parte del pueblo que votó por usted el pasado 7 de febrero, espera que en su gobierno se respete nuestra idiosincrasia y su mandato sea capaz de poner al país a pensar por su propia cabeza y a andar por sus propios pies.
Se tiene plena fe que en este cuatrienio que le corresponde gobernar, no se mal entienda el concepto de libertad, de modo tal que en nombre de esa incomprensión se ensanche la desigualdad.
Es su gobierno llamado al ineludible objetivo de fortalecer la clase media, sobre todo aquella, que viene siendo golpeada por la mala distribución de la riqueza y que se encuentra aislada de los aspectos positivos de la globalización.
Es su gobierno el llamado a la construcción de un nuevo pacto social. Que sea usted recordada no solo como la primera presidenta de Costa Rica, sino como aquella gobernante que unió a obreros y patronos gracias a una política económica que trajo justicia y real distribución de la riqueza.
Sea usted una sembradora de la semilla de la solidaridad entre nuestro pueblo, oponiéndose al individualismo que hoy por hoy corroe el tejido social de nuestro país. Debemos comprometer a todas y todos los costarricenses, sobre todo a aquellos que se abstuvieron de sufragar, en un proyecto político que implique ni más ni menos, la construcción de Costa Rica como nuestra casa común.
Durante la campaña electoral, su persona nos llamó a ir adelante. Ese ir adelante Doña Laura, debe significar ante todo, favorecer a los estratos sociales menos privilegiados de este pequeño gran país.
Su gobierno debe comprometerse a construir una sociedad más justa, debe comprometerse a combatir la desigualdad. Debe defender a los débiles y exigir solidaridad a los poderosos.
Recién electa, usted fue nombrada por Monseñor José Francisco Ulloa, hija predilecta de la Virgen María, este privilegio, es un llamado para que su administración hunda las raíces de su actuar en el pensamiento cristiano de nuestro pueblo. Siga ese llamado, aporte usted en la reconstrucción de nuestro tejido social.
Estimada Doña Laura:
Que en su gobierno no se olvide que la economía tiene una función social. Que ésta sea un instrumento para el bienestar del mayor número, sin oprimir la libertad de las y los costarricenses.
Que su gobierno marque el rumbo del régimen económico de Costa Rica, con los ideales de la solidaridad y la igualdad. Así, la economía será útil para concretar mejores formas de convivencia social.
Debe lucharse por la redistribución justa de la riqueza, debe lucharse por la igualdad en el acceso de oportunidades. La reflexión de su equipo de gobierno debe dirigirse a responder las necesidades de aquellos sectores que gracias a la democracia social, han logrado mejorar sus condiciones de vida y que hoy, presentan nuevas demandas al Gobierno de la República.
Querida Señora Presidenta:
No desfallezca en reestablecer la moral en la función pública.
No desfallezca en el trabajo de modernizar la administración pública, así se combate la ingobernabilidad, así se garantiza el orden en el accionar del Estado.
No se rinda en lograr mayor progreso social a medida se vaya logrando un mayor progreso económico.
Recuerde que las y los costarricenses tienen fe que en su gobierno lograrán mejorar su calidad de vida.
No permita que en su ser se extinga la mística por llevar sus planes y programas a cabo.
Que su administración sea un motor del desarrollo económico y que a partir de ahí, se pueda facilitar una ampliación cultural de nuestro pueblo.
Doña Laura:
Que en su equipo de colaboradores y colaboradoras no estén personas que quieran hacer de la acción política una forma de vida a costa de la bondad de las y los costarricenses.
Que al recibir la banda presidencial, sepa que recibe el deseo de este pueblo de justicia social y libertad.
Le reitero que al escribir estas líneas, lo hago con profunda humildad y rogando a Dios que ilumine sus decisiones.
Queda a su servicio:
Ocean Castillo Loría.