Costa Rica: retos de la futura presidenta

Laura Chinchilla, la primera mujer en alcanzar la presidencia de Costa Rica, heredará el próximo 8 de mayo un país con enormes dificultades y deudas sociales acumuladas de gobiernos anteriores.

Chinchilla se impuso en primera vuelta electoral aún cuando nunca antes una representante femenina de la pequeña nación, de 51 mil 100 kilómetros cuadrados, había sido postulada a la presidencia por un partido mayoritario.

En los comicios, la politóloga logró más de 20 puntos de ventaja sobre Ottón Solís, del Partido Acción Ciudadana (PAC); y Otto Guevara, del Movimiento Libertario (PML), quienes obtuvieron 25,1 y 20,8 por ciento de las boletas a su favor, respectivamente.

Una población abatida por la creciente inseguridad ciudadana, la corrupción y la pobreza dio su voto a esta elegante mujer de 50 años.

El país centroamericano, de poco más de cuatro millones 500 mil habitantes, tiene un 18,5 por ciento de la población en la pobreza y vio escalar la violencia un 25 por ciento en cuatro años, indican cifras del estatal Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Revertir esa situación constituye dos de los grandes desafíos de la futura mandataria, que alcanzó la primera magistratura con el 46,7 por ciento de los votos del electorado, consideraron analistas de la Universidad de Costa Rica.

"Vamos a tener muchos retos en los próximos años. Quizás el principal es que vemos un grave desplazamiento de las bandas del crimen organizado hacia esta zona", declaró la presidenta electa en su primer discurso a la nación.

Otras urgencias necesarias que hereda Chinchilla son la mejora en el sistema de educación pública, el fortalecimiento de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), la sostenibilidad ambiental y el fomento del desarrollo económico, estimaron.

En educación, su meta será evitar la deserción, mejorar la cobertura de las becas escolares, expandir la educación y lograr que cada centro de enseñanza del país tenga acceso a las tecnologías de la información y la comunicación.

Por otro lado, se propone construir más Equipos Básicos de Atención Integral en Salud, dotar a la CCSS de más especialistas, apoyar la realización de cirugías vespertinas y reducir las listas de espera, algunas de las principales deficiencias en el área de salud. La ampliación de infraestructuras y generación de empleos son otras de las prioridades que tiene el nuevo gobierno del país, con una fuerza de trabajo de dos millones 121 mil 451 personas, de las cuales hay 165 mil 944 desocupadas.

La presidenta electa deberá, además, conciliar con una Asamblea Legislativa dividida en la cual su agrupación política, el gobernante Partido de Liberación Nacional (PLN), alcanzó apenas 23 de las 29 bancas de la minoría simple necesaria para aprobar proyectos.

Tras el escrutinio de los votos para renovar el Congreso Unicameral, el Tribunal Supremo de Elecciones informó que el PLN tuvo una victoria del 46,8 por ciento en el Legislativo.

Por su parte, el PAC, considerado la segunda fuerza política de Costa Rica, vio reducido su caudal de simpatizantes en un 14 por ciento y el PML se consolidó como tercer partido en importancia.

De acuerdo con politólogos, a la futura jefa de Estado no le quedará más remedio que llegar a acuerdos con las agrupaciones de la oposición para cumplir sus promesas de campaña.

Entre ellas, destaca las referidas al tema ambiental, donde prometió ordenar el uso del territorio, la protección de áreas de conservación, manejo de aguas, fomento de energías limpias y convertir a Costa Rica en el primer país carbono neutral del mundo.

Asimismo, Chinchilla dijo que impulsaría el desarrollo económico apelando al conocimiento y la implementación de la ciencia y la tecnología.

También apuesta por el comercio internacional como vía para el desarrollo, y por un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea y China impulsado por el presidente saliente, Oscar Arias.

Sin embargo, a excepción de sus iniciativas encaminadas a poner mano dura contra la creciente delincuencia criminal, durante su campaña electoral no presentó ningún plan convincente para enfrentar ese flagelo, que constituye su principal reto, señalan los expertos.

En otros campos como el de las libertades ciudadanas tampoco se esperan grandes cambios.

Cuando aspiraba a la Presidencia manifestó que se oponía a la despenalización del aborto, al matrimonio gay y a que se elimine la religión católica como culto oficial del Estado.

Laura Chinchilla Miranda, nació el 28 de marzo de 1959 en San José, y fue la primera vicepresidenta de la República y ministra de Justicia, en la segunda administración de Arias.

El 8 de octubre de 2008 dejó el cargo para impulsar su candidatura a la Presidencia del país por el Partido Liberación Nacional.

Pero su carrera comenzó mucho antes. En 1990 fue consultora de diversos organismos internacionales en América Latina y África en el campo de la reforma institucional, con especial énfasis en reforma judicial y reforma de la seguridad pública.

Tiene diversas publicaciones, tanto en español como en inglés (libros, monografías y artículos) sobre temas relacionados con la administración de justicia, la seguridad ciudadana y la reforma policial.

Dentro de su trayectoria en el sector público destaca su gestión como viceministra de Seguridad Pública (1994 - 1996) y ministra de Seguridad Pública (1996 - 1998).

La futura mandataria de Costa Rica se impuso en primera vuelta de las elecciones gracias a los reclamos y las esperanzas que depositó en ella el electorado, entre el cual, esta vez, bajó el índice de abstención en cuatro puntos porcentuales en comparación con los comicios de 2006.

Chinchilla asumirá su cargo el venidero 8 de mayo.

(*) La autora es periodista de la Redacción Centroamérica y Caribe de Prensa Latina.